Aleylan

El veneno siempre se escondìa debajo de las lluvias.

Reiterando el despertar.

Ahì estabas.
Estuvimos mirando,
con el fruto desprendiendo su existencia,
de pie,
dormida,
en brazos de piedra,
con la escultura de un dios hecho de arena.
Concluìa el alma.
Escalinata pùrpura.
Hojas al desprenderse
en continuidad solar,
contruyendo la cornamenta
de aquella animal
que me embestìa sobre la hierba roja.